Este colapso demuestra que la gestión financiera, la diversificación de productos y el financiamiento estable son fundamentales tanto en los buenos como en los malos tiempos. También reafirma que la planificación y las pruebas de estrés son imprescindibles.
Las pruebas de estrés ayudan a las instituciones financieras a monitorear la estabilidad financiera y las decisiones normativas. Evalúa su resistencia a riesgos graves pero plausibles, incluidas las recesiones económicas. Además, ayuda a gestionar los riesgos y a establecer colchones de capital y liquidez.
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